martes, 23 de agosto de 2016

La Gran Obra y la Inmortalidad



La Gran Obra y la Inmortalidad.

El gnosticismo contemporáneo es heredero de las enseñanzas herméticas tradicionales, astrología, cábala, alquimia, teosofía, rosacruces, masones, etc. Todos buscaban alcanzar mediante la gnosis, o el conocimiento perenne, innato, y salvador, la Gran Obra y con ello la inmortalidad, ¿es esto un sueño fantástico? Debemos reflexionar sobre tal inmortalidad. La gnosis nos descubre los misterios de la vida, con sus nacimientos y muertes, siempre dije que las enseñanzas gnósticas se diferencian de las demás por que enseñan las dos caras de la vida el nacer y el morir. Es por ello que el doctor Fausto de JWV Goethe, el conde Gabalis, Raimundo Lulio, y otros muchos buscaron entre las ciencias herméticas la divina gnosis, donde conseguir la Piedra Filosofal que les develara el misterio de la Gran Obra y la inmortalidad. Nos dice el maestro Samael que la inmortalidad viene matando la muerte, después de un proceso de resurrección; es obvio que con este tema entramos en lo más profundo de todos los misterios, ¿es posible alcanzar la inmortalidad? ¿es posible matar a la muerte?:

¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
                                                                       1 Corintios 15:55-57.



Salvarnos de la muerte parece el gran triunfo, pero bien saben los gnósticos de todos los tiempos y lugares que la muerte forma parte de la vida, y aunque nos queramos escapar del dolor y el miedo que produce la muerte de un ser querido o de nosotros mismos, la verdad es que la muerte es impecable con todos. Si es cierto, que la tradición esotérica nos dice que existen maestros resurrectos que viven por millares de años, y los gnósticos sabemos que así es, como es el caso del yogui Babaji, el Maestro Samat Kumara, el conde de San Germain, y otros, pero lo grande de estos maestros es que no temen a la muerte, y más bien cargar con un cuerpo físico no debe resultar siempre tan halagüeño o satisfactorio, aunque poseer un cuerpo inmortal tendrá sus múltiples ventajas. Pero sería lógico ¿tener un cuerpo inmortal y tener miedo a la muerte?, pensamos que eso sería completamente ilógico. 



Con la resurrección se busca resucitar el espíritu dentro de nosotros y no inmortalizar un cuerpo físico. Resucitar el espíritu significa saber que existe más allá de este mundo material, corpóreo; he incluso la Gran Obra nos llevará a la razón objetiva completa, comprendiendo todos los fenómenos físicos y psíquicos, nos permitirá la Gran Obra comprender la total y plena naturaleza de nuestra mente. Y todo ello nos permitirá conocer en si el misterio de la vida y la muerte. Se imaginan querer alcanzar la inmortalidad sin conocer que es y cómo funciona nuestra mente, sería absurdo, una pura fantasía. Cuando hemos eliminado nuestra fantasía absurda sobre nosotros mismos y los misterios de la Gran Obra, cuando ya no dejamos margen al autoengaño, entonces ante la realidad viva y patente develaremos el noúmeno o causa y origen de todos los fenómenos físicos y psíquicos, entre ellos el nacer y el morir de esta vida, esto es la rueda del samsara, básicamente conocer y experimentar la realidad del samsara, para poder trascender el sueño del samsara nos otorgaría la inmortalidad. 



Los maestros de la L.B. dicen que sus columnas son el amor y la sabiduría, y como dijera Pablo de Tarso: “el amor se delita con la verdad”; es por ello que la resurrección de Cristo es amor y sabiduría. La resurrección del espíritu exige caridad cristiana, compasión, bondad, paz, amor, y también verdad, sabiduría, razón objetiva, la comprensión plena de la totalidad de la mente, etc. Avalokistevara es el buda de la suprema compasión en el budismo y el Buda Manjushri es el buda de la sabiduría, (se invoca con el mantra Aum arabat samadhi dhi dhi), esta sabiduría nos da la visión que nos permitirá amar mejor, porque la sabiduría no puede tener otra función que aprender a amar mejor. La L.B. anhela amar más y mejor.

Bastaría desarrollar una muy buena concentración para empezar a iniciarse en los misterios de la inmortalidad; en estos misterios debemos conocer que hay detrás de cada objeto, cuerpo, forma y elemento. Si uno es capaz de concentrarse bien en cualquier objeto, pongamos una piedra, la propia concentración le llevara a ver como la forma de la piedra se va disolviendo, ello es un efecto de la actividad del tercer ojo o chacra ajna; la mente totalmente concentrada, sin distracción, en una actitud contemplativa (meditación samatha), nos permita ir viendo como la piedra se va disolviendo en su espacio, en su éter, surgiendo diferentes colores según percibiéramos los elementos el amarillo para la tierra, el azul para el agua, el rojo para el fuego, el verde para el aire, combinándose y entremezclándose los colores. La percepción del éter y sus tattwas o vibraciones, nos lleva más allá del mundo material, del mundo de la forma, para ver la constitución de sus elementos sutiles. Los expertos en la meditación y la concentración siguiendo el experimento, ven un espacio negro u oscuro, que es en si el éter, el quinto elemento donde todo se disuelve, más allá del color negro vendría la propia luz o esencia espiritual de la piedra. 



Lo que hemos descrito en el ejercicio de concentración, es semejante al proceso del desencarnar, es decir se ve en el trasfondo de los objetos y los elementos en su descomposición, su disolución o muerte. En este sencillo ejercicio encontramos semejanzas con el Bardo Todol tibetano, con el tantra o alquimia y con los mismos procesos del yoga del sueño. Bien este simple ejercicio de pura concentración, nos abriría las puertas a comprender que hay más allá de la forma o de un cuerpo, es por ello que la Gran Obra no puede realizarse sin haber penetrado en la totalidad de la mente sin dejar resquicios de elementos subjetivos, incoherentes o fantásticos.

Por tanto, la inmortalidad se constata en la medida que experimentamos que hay detrás del mundo de las formas, de los cuerpos; cuando podemos vivir y experimentar el proceso de disolución de toda forma compuesta, porque todo lo compuesto se descompone en sus elementos más simples, entonces nos acercaremos a la realidad del espíritu y su inmortalidad. Porque el espíritu no se descompone, ya que es una substancia uniforme, esencial, como la propia naturaleza de la luz; al comprender aquello que es único e inmortal nos permitirá trascender la misma muerte. Entonces la resurrección y la inmortalidad tienen su fundamento en el conocimiento directo de sí mismos, sin evasiones, sin escapatorias, sin fantasías, ni especulaciones; al descubrir la realidad que existe detrás del mundo de la materia y sus formas. 



Así nuestra mente debe de ser clara y diáfana, capaz de concentrarse sin que los obstáculos físicos y psíquicos sean una molestia, es por ello que el gran Padmansambhava decía que, si pretendíamos conocerlo todo sin conocer la mente todo fallaría, y que bastaba conocer una sola cosa, la mente, para poder conocerlo todo. Por ello padmansambhava pudo conocer con claridad los misterios de la vida y la muerte transmitiéndolos en el bardo todol, además de liberarse del samsara con su cuerpo de luz. También el Maestro Jesús nos enseñó, los misterios de la muerte y como trascenderla, de modo que el amor es la fuente de la luz y desde la misma luz podremos comprender el misterio de la cruz alquimista, viendo como los elementos compuestos se disuelven en elementos simples, para reunificarse en el fuego del amor y su luz en nuestra espina dorsal, mediante el Kundalini, que ascenderá hacia el chacra sahasrara sobre nuestras cabezas, donde reside el dios Shiva o el Espíritu Santo, en definitiva nuestro espíritu, nuestra sustancia Ser. Y como hemos dicho conocer al Ser, y encarnar nuestro espíritu es resucitar, sabiendo que la muerte y el amor hermanos gemelos son. 



Atentamente: Rafael Pavía. 23-08-2016.

   

jueves, 18 de agosto de 2016

La Verdad y la Gracia



La Verdad y la Gracia

<<María Magdalena interpreta el Misterio con el Salmo LXXXIV.

María se adelantó de nuevo y dijo: “Mi Señor, comprendo lo que dices. En cuanto a la solución de estas palabras, tu luz profetizó anteriormente a través de David en el Salmo Ochenta y Cuatro, diciendo:

1. - La Gracia y la Bondad se encontraron, y la Virtud y la Paz se buscaron una a otra.

2. - La Verdad brotó de la tierra y la Virtud miró hacia abajo, desde el cielo.”

La Gracia, entonces, es el poder - luz que bajó a través del Primer Misterio, pues el Primer Misterio escuchó a Pistis Sophía y tuvo piedad de sus tribulaciones.

La Verdad, por otra parte, es el poder que salió de ti, pues tú has cumplido con la Verdad a fin de salvarla del caos. La Virtud es además, el poder venido a través del Primer Misterio para guiar a Pistis Sophía. La Paz es también el poder que ha salido de ti para entrar en las emanaciones de Obstinado y tomar de ellas las luces de las que se privara a Pistis Sophía; esto es, para que tú pudieses reunirlas en Pistis Sophía y ponerlas en paz con su poder. La Verdad, por su parte, es el poder que emanó de ti cuando estabas en las regiones inferiores del caos. Por esta razón tu poder ha dicho a través de David: “La verdad brotó de la tierra”, pues tú estabas en las regiones inferiores del caos. La Virtud, que había mirado hacia abajo desde el cielo, es el poder que bajó de la altura a través del Primer Misterio, y que entró en Pistis Sophía.”>>



Este texto es extraído del Pistis Sophia develado, del Maestro Samael. Es interesante que podamos reflexionar sobre la verdad y la virtud, y la relación entre ambas. La verdad viene de abajo, de la tierra, eso significa que la verdad está aquí y ahora en este mundo que percibimos, sentimos y en el que convivimos; por otro lado, está la virtud que está en el cielo y mira hacia abajo, al estar la virtud situada en el cielo significa que será en nuestros estados de conciencia elevados, superiores, donde hallaremos la virtud o gracia. Esto es un contraste, pues la verdad es lo que somos, sin tapujos, tal cual somos, con todos nuestros defectos o cualidades, con nuestras debilidades y potencias, etc. y para que la verdad y la gracia se encuentren debemos acudir a una sincera visión sobre nosotros mismos, luego la gracia o virtudes se unirán a la verdad, si hay sincero anhelo de cambiar, de transformarnos; asumiendo que en nuestra verdad cabe transformarnos, cabe modificarnos, cabe el vacío, cabe la propia naturaleza del espíritu.

Lo que une en plena sintonía la verdad y la gracia es la Talidad, como nos indica el M. Samael

<<Necesitamos estar en paz con las emanaciones de la Luz.

La Gracia- Poder y la Verdad- Poder se abrazan y besan entre sí formando un todo íntegro.

La Verdad es la Talidad o Totalidad.

Obviamente, la Talidad se encuentra en el fondo de un Cristo o de un Budha.

La Talidad está más allá de la maquinaria de la relatividad y también más allá del Vacío Iluminador.

La Talidad es eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.

La Talidad es aquello que está mucho más allá de todo dualismo.

La Talidad en Cristo o en Buddha o en Hermes, es siempre la misma.

De la Talidad emana eso que se llama la Gracia.

La Verdad es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.

Sólo en el cuerpo de un Jesús o de un Buddha o de un Hermes, etc., está encarnada la Verdad.>>



La talidad es una idea poco madurada por la gnosis contemporánea, el M. Samael, nos dejaba pinceladas sobre las verdades ultimas, pues sabía que pocos podían aspirar a la verdad ultima o totalidad. Y sigue habiendo pocos que puedan asumir la verdad absoluta, esa que une lo de abajo y lo de arriba, porque asumir nuestra verdad terrena en su totalidad, nos concederá la gracia suprema, por ejemplo, asumir que todo es transitorio, que nada queda de nosotros cuando asumimos la eternidad, el aquí y ahora, pues el “hoy mata el ayer”; asumir vivir sin yo, sin nada que nos ate, que nos apegue a lo temporal, ni siquiera atarse a la sabiduría que uno ha adquirido, pues la verdad es que todo lo que se acumula y guarda pasara a ser temporal y perecedero, por tanto pocos podrán sostenerse en lo atemporal, en el vacío que nada posee y que es todo claridad, percepción directa de las verdades cósmicas sin el proceso deprimente de la opción conceptual, en la plenitud del vacío existe intuición, eso es claridad, visión de las cosas tal cual son, esa es la gran verdad. Es por ello que el mensaje de Cristo es tan potente, radical o revolucionario; el Cristo exige que nos conozcamos hasta las últimas consecuencias, para ello no hay que tener miedo, el miedo es horrible, nos ciega y nos condiciona en todo, tenemos miedo del que dirán, de nuestros compañeros, de nuestros superiores, de nuestro propio karma. ¿Por qué nos vemos tan limitados?, pues sencillamente porque no somos capaces de aceptar nuestra verdad. El que no conoce su verdad es un ignorante y vivirá condicionado por su miedo, por sus temores, afrontara su destino bajo sus las propias limitaciones de su ignorancia, eso es el yo, el ego, ignorancia y limitaciones auto-impuestas, por desconocer nuestra real verdad.




Y sobre la virtud o la gracia que también nos concede la Talidad, como nos dice el M. Samael viene cuando eliminamos el ego, es decir la ignorancia y nuestras limitaciones, por ejemplo, que verdad y virtud hay detrás del miedo, ¿lo hemos experimentado?, ¿sabemos lo que es vivir sin miedo? Y detrás de la ignorancia y limitación de nuestro orgullo que existe, que hay, ¿podemos vivir sin sentir a nuestro querido ego? Lo cierto es que la virtud necesita de la verdad, por cruda y realista que sea la verdad. Cada uno de nosotros tenemos un nivel de Ser y esa es nuestra verdad y realidad, según nuestro nivel de Ser existirá un punto matemático donde verdad y gracia se cruzarán, se besarán y unirán. Vale la pena meditar sobre ello. Vivir en la gracia absoluta es vivir sin yo, sin limitaciones, sin miedos ni temores; vivir en la gracia es vivir en la plena verdad, esta es la exigencia del Cristo, pues él es la verdad, el camino y la vida. 




La virtud pertenece al Ser, la verdad también, ahora nos toca saber y conocer a nosotros en qué punto matemático del Ser nos encontramos, si aún preferimos atarnos a lo temporal, a lo circunstancial, si aún preferimos vivir condicionados por nuestro karma, por nuestro yo, pues como bien nos dice el M. Samael si eliminamos el yo eliminamos el karma, pues tanto el yo como el karma son nuestras limitaciones debidas a la ignorancia, o el desconocimiento de nuestra entera verdad. La verdad es que el Ser no tiene límites, pero nosotros preferimos nuestros límites pues el ego, con su gran temor no se atreve a ver más allá de su propio condicionamiento. El Ser es libre, porque vive sin temor, sin condicionamientos, aceptando el océano universal de la vida libre en su movimiento. Ahora algunos nos dirán ¿pero la vida nos impone unas condiciones, unas limitaciones? Eso es cierto y pertenece esto a la verdad, pero la ignorancia no acepta que esas condiciones son circunstanciales, terrenales, y por tanto transitorias, si aceptamos eso mismo, entonces también dejaremos de atarnos a nuestro dolor, sufrimiento, y a nuestro egoísmo involucrado en todo lo terrenal. Pues la gran virtud esta en reconocer la verdad de nuestra condición buena y mala, virtuosa o calamitosa, pero la verdad de lo relativo y circunstancial será trascendida por la verdad absoluta, que incluirá los valores eternos, incondicionales, donde el amor y la sabiduría todo lo trasciende; en ese punto matemático encontraremos la Talidad.





Rafael Pavia 18-08-2016

sábado, 13 de agosto de 2016

De lo consciente a lo inconsciente



De lo consciente a lo inconsciente:

Cuando hablamos de unir lo consciente y lo subconsciente o inconsciente, ¿que estamos planteando? Para responder atendemos al significado de los términos que utilizamos:

Subconsciente: Que no llega a ser consciente.

Inconsciente: Psicol. Conjunto de caracteres y procesos psíquicos que, aunque condicionan la conducta, no afloran en la conciencia.

el inconsciente colectivo: Psicol. Parte del inconsciente que no depende de la experiencia personal y que está compuesto por arquetipos o representaciones comunes al género humano.



Desde la perspectiva gnóstica cuando nos referimos a unir lo consciente y lo inconsciente, utilizamos un lenguaje propio, donde lo consciente se emplaza a nuestra esencia, conciencia como fuente activa de la luz del Ser. Por tanto, la conciencia implica activar los valores esenciales del Ser, y aparte de generar atención, lucidez, mediante la concentración, es decir potenciar el estado de vigilia.

Lo subconsciente e inconsciente es aquello que, aunque generemos toda la atención posible, se escapa al control de la conciencia. Aunque generemos la mayor atención posible finalmente vendrá el sueño, lo subconsciente e inconsciente, entonces entraremos en un estado onírico, o en el estado de sueño profundo, o sueño sin sueños. Al intentar generar la mayor atención o conciencia posible con las prácticas de oración, meditación y la propia vigilia, obtendremos un grado mayor de lucidez al entrar en el estado subconsciente, que es el mundo onírico. ¿Qué sucede en el mundo onírico o subconsciente? ¿Por qué no podemos ejercer un control sobre este estado? Cuando decimos que tenemos un sueño lucido, estamos diciendo que podemos tener una atención mucho mayor de lo habitual en el sueño, es decir somos conscientes de que estamos soñando, en ocasiones se puede modificar el sueño, cambiar la escena del sueño o modificar algunos elementos del sueño. Pero independientemente de la lucidez o limitado control del sueño, surge ese cambio de conciencia que queda definido en el yoga de sueño como sigue:

Svapna significa el estado de dormir soñando, en el que el hombre disfruta de los cinco objetos de los sentidos y en el que todos los sentidos físicos están en reposo y sólo la mente está activa. La mente es, ella misma, el sujeto y el objeto. Ella crea todas las imágenes del sueño.

Al Jiva (alma individual) se le llama Taijasa cuando se encuentra en este estado. En él existe Antah-Prajna (consciencia interna). Las escrituras dicen: “No hay carros cuando uno duerme, ni caballos, ni caminos, pero uno mismo crea los carros, los caballos y los caminos”.

El mundo de los sueños está separado del mundo del estado de vigilia. La persona que está durmiendo en una cama confortable en Calcuta, completamente sana en el momento de acostarse, vaga en sueños por las calles de Delhi como si fuera un hombre enfermo y viceversa.

El estado de sueño profundo está separado de los otros dos mundos, el de los sueños y del estado de vigilia. Para el que sueña, el mundo de los sueños y sus objetos son tan reales como los objetos y experiencias que tiene en el mundo de vigilia.

                               Filosofía del Sueño, Sri Swami Sivananda.



La unión entre lo consciente lo subconsciente, en realidad nos lleva a un estado de creación y formación lo que en la cábala y la constitución del árbol de la vida (que es el propio Ser) se denomina Mundo de briah y yetzirah, aquí presentamos lo cuatro mundos o espacios del árbol de la vida según la cabala:

- ATZILUTH: la emanacion la emanación divina (los arquetipos, los conceptos, el mental abstracto)

- BRIAH: la creación (el mental concreto, las formas de pensamiento)

- YETZIRAH: la formación (las emociones, los sentimientos, el plano “astral”)

- ASIAH: la acción (la cristalización, el plano denso y concreto)

Sin remedio alguno, pues forma parte de la naturaleza de nuestro Ser, entraremos en el reino onírico o subconsciente, que es el propio mundo psíquico (alma) y donde daremos creación y forma a nuestra propia condición psíquica y anímica. Materializándose dicha creación o formación en el mundo de Asiah o de la acción que es el mundo físico. ¿Qué podemos crear o formar en nuestra psiquis o alma?, eso es lo importante e interesante de este tema; lo que crearemos dependerá de nuestra afinidad, sintonía, motivación, esperanza, objetivos, etc. Lo idóneo es que nuestras prácticas, oraciones, diurna y nocturna nos sintonicen con la parte más es elevada del Ser en el triángulo del logos y el mundo de Atziluth, la emanación divina (los arquetipos, los conceptos, el mental abstracto, etc.) cuanto más y mejor sintonicemos con el Ser, nuestro contacto con lo subconsciente nos ofrecerá una realidad más profunda y amplia del Ser, de la gnosis de la verdad, de lo objetivo. En cambio, si no logramos sintonizar con el Ser, nuestra psiquis seguirá formando una realidad condicionada por nuestra psiquis subjetiva, siguiendo nuestra de modo ordinario, sin cambios, sin transformaciones, sin logros en nuestra realización intima del Ser.



Lo consciente nos vincula a la atención, concentración, imaginación, inspiración e intuición, ampliando nuestra visión e interpretación de la realidad del Ser y el mundo que nos rodea. Lo subconsciente puede llevarnos hacia lo caótico o hacia lo sublime, dependiendo de nuestra afinidad o voluntad. La imaginación y la voluntad son entonces dos poderosos instrumentos, con la imaginación vemos hacia donde vamos, con la voluntad creamos y formamos nuevas condiciones o valores en nuestra psiquis. Si comprendemos que lo subconsciente es un estado formación y creación, que es un mundo intermedio entre lo espiritual y lo material, entonces podremos comprender mejor que es nuestra disposición y voluntad la que sintonizará con lo espiritual y nos permitirá reencontrarnos con nuestro Ser y sus valores o virtudes potenciales. Por ejemplo, el Ser es amor, si vibramos día y noche con el amor este amor del Ser sintonizara en el mundo de la creación y la formación dándonos mayor profundidad y amplitud en el sentir y la idea del amor.

Es una lástima enorme que no sepamos ni seamos conscientes de la oportunidad que nos da el subconsciente, el mundo de la creación y la formación (Briah y Yetzirah), o el estado de sueño (Svapna), pues es el mundo intermedio entre la realidad plena y original del Ser y nuestro estado físico o material aquí en el estado de vigilia. 




En el mundo de los sueños podemos ver dioses, ángeles o demonios, podemos ver el cielo o el infierno, podemos sintonizar con lo uno y con lo otro. Siendo obvio que la sabiduría sintoniza con los ángeles y los dioses; y que el caos, la rutina, la mecánica, la pereza, la inercia, el egocentrismo, el sufrimiento, sintonizan con los valores más bajos de nuestro Ser, por ello hay niveles y niveles de Ser en la escalera maravillosa que va del infierno al cielo.



Rafael Pavía. 13 de agosto de 2016.