martes, 21 de febrero de 2017

El camino del Amor hacia la libertad.

El camino del Amor hacia la libertad.

El camino del amor nos lleva hacia la auténtica libertad, porque cuando uno ama se disuelve su egoísmo y su voluntad propia, por lo que queda al amparo de lo amado. Así podemos pensar que cuando amamos a algo o a alguien, quedamos sometidos y esclavizados por aquello o ese alguien; eso es así cuando amamos cosas y personas, porque la pregunta es ¿qué nos ofrece lo que amamos?, si es un objeto como un coche, pues no más que nos ofrece lo que el coche nos puede dar, y si amamos a una persona nos planteamos lo mismo ¿qué nos ofrece la persona? Cada persona puede ofrecer cuestiones diferentes según posesiones y su nivel de Ser.


El camino del Amor, no puede detenerse en las cosas y las personas, pues el amor verdadero es ilimitado y absoluto, es universal. El amor nos lleva de vuelta hacia nuestros orígenes primordiales, pues el amor no queda atrapado en el mundo de las formas o los sentidos corporales, el amor se ubica en lo profundo e ignoto de nuestro Ser. Amar es despertar a la verdad, y la verdad nos muestra el origen de nuestro cuerpo y mente, así como el origen del universo, pues quien llega a conocerse a sí mismo descubriendo su atentica verdad, descubrirá como ha sido creado él y el universo mismo, pues de ese modo se cumple la máxima de que: Tal como es arriba es abajo, tal como es el macrocosmos es el microcosmos hombre, y si uno se conoce a sí mismo conocerá el universo y a sus creadores.


Constantemente debemos indagar sobre nuestra capacidad de amar, cuanto podemos amar, cuanto nos falta por amar, que nos impide amar, etc. pues indagando de ese modo siempre nos pondremos en la encrucijada de aquello que es falso y verdadero en nosotros. Si nuestro amor es mundano, terrenal, recibiremos los beneficios y contrariedades de lo mundanal y terrenal, si por lo contrario amamos a lo trascendente, a aquello que es nuestro origen y final, si amamos a lo eterno, a lo inmutable, a lo verdadero, a aquello que es el origen del espíritu de la materia, sin ser lo uno ni lo otro, el verdadero Ser, entonces obtendremos la plenitud y la libertad. La libertad del mismo océano de la vida, que se mueve sin límites.


Amar lo perecedero conlleva tomar conciencia de su límite, de su temporalidad, que aquello que amamos es caduco y perecerá tarde o temprano. Es por ello el mundo de las formas un mundo ilusorio, temporal y finito; siendo que el amor nos puede mostrar que más allá de las formas caducas existe una realidad intangible, pero autentica, es todo un mundo, un espacio ilimitado donde podemos encontrar paz, felicidad, estabilidad, valentía, sabiduría, libertad, etc. en tal espacio se encuentran los valores trascendentales del Ser. Entre el mundo de las formas perecederas y el mundo propio del Ser, se encuentran nuestro limites, nuestras autolimitaciones, la ignorancia y el desconocimiento de sí mismos, que nos impiden ver nuestros orígenes y toda nuestra extensión. Es por ello fundamental amar y saber amar, saber amar a lo que realmente importa, a aquello que nos otorgara una vida plena y eterna o atemporal.


El amor nos otorga plena libertad, porque con el amor matamos o destruimos nuestros límites y con ello nuestros miedos. El amor es valiente, porque se enfrenta a la muerte, a todo lo perecedero y caduco, pasando sin temor a lo eterno, a lo inmortal, llegando a lo “no nacido”, a lo que siempre ha sido, es y será. Por lo dicho hay que entender que el amor es el único medio posible y viable para trascender la ignorancia y nuestra voluntad errónea. Quien se sumerge a la meditación y a investigar su mente, sin tener amor, posiblemente se pierda y se extravié en su propia ignorancia, pues entrara en un laberinto de conceptos, teorías, creencias, miedos, contradicciones, escepticismos, fanatismos, etc., etc., del cual es casi imposible salir, si no hay amor. Como simboliza el mito de Teseo al enfrentarse en el laberinto al minotauro, si no fuera por el hilo de Ariadna que es el hilo del amor, nuca hubiera podido salir vivo del laberinto.


La guía certera para la meditación y el autoconocimiento es la guía del amor. El amor va más allá de lo personal, de lo propio, de lo mío, o de cualquier rastro de egocentrismo, el amor es incompatible con el deseo personal. Si mantenemos el deseo personal no podemos amar, pero cuando empezamos a renunciar a sí mismos para amar entonces vamos por buen camino. El amor a nuestros padres, hijos, familia, amigos, bosques, montañas, mares, etc., partiendo de nuestra renuncia personal y egocéntrica, ya nos ofrece valores, virtudes, que nos acercan a la naturaleza del Ser primordial. Y si nos adentramos en nuestra mente con verdadero amor, es decir renunciando completamente a sí mismos, podremos explorar toda nuestra realidad con paso certero, pues el amor nos mostrara que nos impide amar, cuanto nos queda de egoísmo y autolimitaciones, como nos amparamos en nuestra ignorancia que sustenta su falsa sensación de seguridad apoyándose en sus propios límites autoimpuestos. El Amor es la guía certera, pues al renunciar a sí mismos y disolvernos en lo que amamos, en nuestro mismo Ser, entonces hallaremos lo auténtico lo real aquello que está exento de limitaciones y que nos ofrecerá por tanto la plenitud, la libertad incondicional, como es el propio amor, incondicional. Por tanto, Amar y renunciar a sí mismos en apariencia nos hace perder, pero la realidad es que cuanto amamos se multiplica por el infinito la luz, la sabiduría, la comprensión y los valores del Ser, es por ello el amor la vía regia hacia la plena libertad.



Atentamente:

Rafael Pavía.        21/ 02/ 2017.

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